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Las nuevas exigencias y directrices

La propuesta de soluciones con eXperta

  • Propuesta Las nuevas exigencias y directrices

eXperta ante los nuevos requerimientos y directrices, en un marco internacional

Con toda probabilidad, eXperta es la plataforma más innovadora y evolucionada del mercado en todo lo concerniente a Gobierno Electrónico, Atención Ciudadana y Modernización Administrativa. Como podremos analizar en los siguientes apartados, donde se explican algunas de sus características y capacidades exclusivas, su novedoso diseño conceptual y sus funcionalidades avanzadas la posicionan a mucha distancia del resto de soluciones. Es una solución que permite asegurar los objetivos de productividad y de eficiencia más ambiciosos, superando todos los ratios e indicadores de tramitación en línea al máximo nivel de madurez y de capacidad de gestión, así como los relativos a la tramitación totalmente automatizada o desasistida. 

Nuevos objetivos y directrices

Las administraciones públicas se encuentran en un intenso proceso evolutivo, donde el esfuerzo se focaliza en alcanzar ratios de eficiencia y de capacidad de servicio muy superiores a los que se vienen obteniendo con las soluciones tecnológicas más conocidas y usuales.  Podemos tomar como ejemplo de ello, las denominadas Actuaciones Administrativas Automatizadas, impulsadas ya de manera definitiva e ineludible, en la UE.

Es un hecho que, pasamos de un modelo en el que el objetivo era digitalizar, a un nuevo modelo, mucho más exigente, que busca el aumento de la eficiencia y de la capacidad de servicio.    

A esa mayor eficiencia y capacidad de servicio, se añaden otras directrices en cuestiones como la medición de la actividad administrativa y el análisis del desempeño, así como la simulación de cambios en procesos de optimización de flujos, de cara a la reducción de costes. Todo esto, en cumplimiento de otro de los grandes objetivos marcados a nivel internacional, la capacidad de “adelgazamiento de las administraciones públicas”.

En un escenario internacional, desde organismos como la ONU, se establecen “ranking” anuales sobre los niveles de implantación del Gobierno Electrónico. Se fijan para ello dos indicadores clave: El número de trámites en línea y el número de trámites que se resuelven en el acto,  tanto en línea como por el canal presencial.

Está claro que, resolución en el acto es sinónimo de máxima automatización. Cuantos más trámites se resuelvan en el acto en un organismo público, la capacidad de gestión y de servicio de esa administración será superior. De igual manera, la capacidad de servicio será mayor cuanto mayor sea el número de trámites en línea, aunque algunos de dichos trámites no alcancen el nivel de “resolución en el acto”. Por razones obvias, estos son los grandes objetivos, en los países más avanzados en materia de Gobierno Electrónico.

De nada valdrá ignorar las anteriores anotaciones argumentando que es un escenario futurista. Lejos de eso, es una exigencia real, que la legislación de numerosos países ya empieza a aplicar.  No estamos aislados y sí en un proceso evolutivo acelerado, sin vuelta atrás.

La elección de un sistema que, por ejemplo, no esté soportado en una plataforma de Gestión del Conocimiento y que no disponga de funciones avanzadas de interacción usuario /máquina, de redacción inteligente de informes o de fundamentación jurídica automatizada, jamás podrá emular al experto humano en sus funciones administrativas. Jamás podrá resolver en el acto, de manera totalmente desasistida, puesto que dichas capacidades, como sabemos, son las que se realizan en cualquier tarea de cualquier proceso administrativo.  

Las características limitadas de las soluciones no soportadas en plataformas de conocimiento, van a ir quedando patentes ante estas nuevas exigencias y objetivos.